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miércoles, 16 de septiembre de 2009

ENTRE PARÉNTESIS II

Didascalias

PERSONAJES: Peter, Emma, su mujer; Adelia, la mucama.

El comedor de una lujosa casa. Al comenzar la acción, Emma está sentada en un sillón leyendo una novela. Entra Peter.

PETER: (camina con el paso lento de los traidores, con la morosidad de los que habiendo decidido cometer un acto brutal esperan, sin embargo, que una circunstancia fortuita venga a redimirlos a último momento. Se va acercando a Emma como para decirle algo, pero luego retrocede, horrorizado ante sí mismo. Con ambas manos se toma la cabeza y se mira en un espejo francés, que otras veces lo ha reflejado en compañía de amantes ocasionales. Peter se retira del espejo, tal vez avergonzado de los innumerables adulterios que ha llegado a cometer en esa misma sala. Caviloso, mete las manos en los bolsillos de la chaqueta y vuelve a acercarse a Emma. De pronto se detiene. Con aire espantado saca del bolsillo derecho una carta. Comienza a romperla, pero luego se arrepiente y la guarda. Es evidente que se trata de la carta que esa misma tarde le ha escrito Adelia, la mucama. Como si temiera que Emma fuera a darse cuenta de que en aquella carta figura el plan detallado de su asesinato, Peter introduce el papel hasta el fondo del bolsillo de su chaqueta. Una chaqueta cara, típica de quienes habiendo tenido un origen humilde se han casado por dinero con una mujer a la que no amaban. Peter saca un pañuelo manchado de rouge y se seca la transpiración. De su bolsillo cae un cuatro de copas. Peter lo recoge apresuradamente, temiendo que Emma vaya a sospechar que ha estado jugando y perdiendo durante muchos años y que ahora solamente podría salvarlo una herencia afortunada. Disimulando su inquietud, sonríe).
-Buenos días, Emma.

EMMA: (mira al público como expresando que ya está en antecedentes del siniestro plan que se prepara en su contra. Sonríe con la superioridad de las mujeres que han tomado hace poco un nuevo amante).
-Buenos Días, Peter.

ADELIA: (entra con una bandeja y dos copas llenas. Tiene en su rostro la expresión inquieta de las mucamas que tienen con su patrón una historia demasiado profunda. Deja las bebidas sobre una mesita. Mira hacia todos lados, como si temiera que alguien pudiera descubrir que una de las dos copas está envenenada. Mete las manos en el bolsillo de su uniforme y suspira profundamente, como satisfecha de saber que allí tiene los dos pasajes del avión que a la mañana siguiente habrá de conducir al Caribe a ella y a Peter. Se retira).

EMMA: (con la crueldad soberbia de quienes han ingerido un antídoto que los pone a cubierto de cualquier veneno).
-¿Brindamos?

PETER: -Salud. (Bebe la copa hasta el fondo, con la ingenuidad de los que ignoran que el verdadero veneno ha sido puesto en la comida unas horas antes. Se acomoda la corbata que le ha regalado Adelia, en un gesto que le resultaría patético si supiera que ambos van a morir.)

EMMA: (Un poco lánguida porque no ha comido.) –Salud. (Bebe poniendo los ojos en blanco, como quien piensa en un joven amante, que es además el cocinero.)

TELÓN

Alejandro Dolina, El Libro del Fantasma.

viernes, 11 de septiembre de 2009

UN PREMIO PARA MARÍA LAURA

Bueno, esta vez le toca a María Laura recibir un premio mío. (Y no es cualquier premio, al lado mío APTRA es un poroto) El premio Blog con Onda, ya que su autora tiene mucha buena onda, se lo merece, y además yo tengo ganas de darle un premio, qué tanto.

Así que, María Laura: ¡este premio es para vos!

lunes, 7 de septiembre de 2009

ENTRE PARÉNTESIS I

Miguelina y José. Mas de viente años de casados. Día lunes, 7:00 a.m. Recién se levantan.



JOSÉ: Buen día, Miguelina. (Buen día será para vos, que estuviste toda la noche soñando con el verdulero)



MIGUELINA: Buen día, José. (Buen día será para vos, que sabés que hoy tenés que llevar a la abogadita esa al trabajo)



JOSÉ: Paaa! ¡Que sueño tengo! (Pero por suerte la voy a ver a la Susi, que la tengo que llevar a los tribunales jeje)



MIGUELINA: Y bué, es lunes. Yo también tengo un sueño... (Pero por suerte lo voy a ver al Chelo, voy a hacer los mandados temprano)



JOSÉ: Dame un feca, pero poquito, eh. (Si, quiero poquito, porque me tienen harto esos cafés horribles que hacés, hace mas de veinte años que los vengo aguentando todas las mañanas. No como los cafés que hace la Susi)


MIGUELINA: Sí, tomá, acá tenés, está calentito. (No sabés las ganas que tengo de ponerle cianuro) ¿Hoy venís tarde? (Seguro que sí, después de la remisería te vas a ver a la mina esa, y encima te creés que no sé nada)


JOSÉ: Y... sí, sí. (Eso es lo que vos querés, que llegue tarde, así tenés tiempo para estar con tu verdulero) Bueno... me voy. (Que suerte, la voy a ver a la Susi)


MIGUELINA: Ah, ¿tan temprano, che? (Mejor, así me voy enseguida a la verdulería)


JOSÉ: Y sí, tengo que hacer los primeros viajes para los abogados. (Y la voy a ver a la Susi)


MIGUELINA: Ah, claro, sí. (Y la vez a tu abogadita, pero yo me voy con el Chelo) Yo voy a salir temprano para hacer los mandados.


JOSÉ: Bueno, chau. (Mandados... te vas con el verdulero, ya te voy a agarrar con ese.)


MIGUELINA: Chau, suerte. (Viajes de los abogados... te vas con la abogadita, ya te voy a agarrar con esa)


JOSÉ: Uy ta' frío che! Si salís abrigate. (Ojalá que te engripes)

MIGUELINA: Sí, ta' frío. Vos también abrigate. (Ojalá que te engripes.)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

UN DÍA DE MIÉRCOLES (POR NO DECIR OTRA COSA)

Bueno, hoy, La 99, o sea yo, tuve y tengo (porque el día va a seguir hasta las 12 de la noche) un día apestoso, me dormí triste y me levanté peor, el clima no ayudó mucho, y la verdad, me la pasé llorando, y eso que no lloro nunca. Pero me desperté llorando, y seguí, porque una vez que empiezo, no paro mas. O sea, depresión al mango. Para descargarme, hice esta gilada:

Pero me sirvió, además es la verdad. Lo extraño, sí. Que le voy a hacer.